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RESEÑA: THE VVITCH (2016)




Ficha Técnica

Dirección: Robert Eggers

Producción: Jay Van Hoy

Jodi Redmond

Lars Knudsen

Daniel Bekerman

Cinematografía: Jarin Blaschke

Montaje: Louise Ford

Música: Mark Korven

Guión: Robert Eggers

País: Estados Unidos

Canadá

Estreno: Febrero 2016






A New England Folktale, es el subtítulo de la película, y ciertamente Robert Eggers, en su primer largometraje, nos entrega una fábula, una pesadilla del pasado. Sin embargo, se debe advertir que esta película no esta formada de sustos baratos o de apariciones repentinas, al contrario, lo suyo es una lenta exploración psicológica de la mente de sus protagonistas, mientras estos se desenvuelven en el miedo y la maldad. Es la historia de una familia en un mundo donde el puritanismo extremo es la norma, pero además, donde se toman los sucesos sobrenaturales como algo esperable dentro de la vida terrenal.


Este extremismo religioso es el que causa la disputa entre William (Ralph Ineson), un granjero y peregrino inglés, y las autoridades del pueblo donde residen, resultando en la expulsión de William y su familia de la comunidad. Esto los obliga a la autosubsistencia, pero sobretodo a enfrentar a la naturaleza solos y aislados, lejos de la seguridad, comodidad y civilización del pueblo que habitaban desde su peregrinación desde Inglaterra. Se asientan en un terreno libre, donde intentarán hacer crecer comida de la tierra y desarrollar una granja. Sin embargo, este espacio colinda con el bosque, un bosque antiguo y oscuro, profundo y perturbador; un bosque que esconde seres malignos, quienes esperan el momento adecuado para aparecer… Y ese momento se da, cuando Katherine (Kate Dickie), esposa de William, le encarga a la hija mayor de la familia, Thomasin (Anya Taylor-Joy) el cuidado de su hijo recién nacido. Esta juega con el pequeño cerca al bosque, y en un descuido, desaparece. Esto afecta inevitablemente a Katherine, quien pasa los días llorando y rezando por su hijo. A su vez, esto también inicia las bromas que harán los hermanos gemelos de Thomasin, Jonas (Lucas Dawson) y Mercy (Ellie Grangier), acusándola de bruja, animados según ellos, por lo que les cuenta la cabra negra que poseen, llamada Black Phillip. Esto será el inicio de la paranoia sobrenatural propia de la época de las cazas de brujas, alimentada por la muerte de las plantaciones de la familia, el raro comportamiento que desarrollan los animales salvajes, y las muestras de desconfianza de la familia hacia Thomasin, que se convierten en acusaciones de brujería y de pactos con el demonio para traer la locura y la muerte a todos. De esta manera, el miedo toma la película, miedo que ha estado rondando en distintas formas, como el miedo a no encajar de William, el miedo al desarrollo sexual de Thomasin, el miedo al pecado de Katherine, o el mismo miedo a las brujas de los gemelos. Todo este miedo se conjuga en uno solo para llevar al extremo a cada uno de los miembros de la familia, y al espectador de esta película.



Gran parte de la atmósfera lograda en la película se debe al trabajo de cinematografía de música, y diseño de producción, conjunción que nos sumergirá en los años 1600, con sus casas de maderas y sus ropas de algodón. El cinematógrafo Jarin Blaschke nos muestra un cielo perpetuamente gris, y un ambiente continuamente nublado y sombrío, donde decidió solo usar luz natural, tanto en interiores como en exteriores. Gran parte del desafío entonces fue lograr este look con el poco presupuesto con el que contaban (3 millones de dólares, que para el estándar hollywoodense es bastante pequeño), mientras captan de manera orgánica el modo de vida de dicha familia. Y en los ambientes de interiores se desarrollan en su mayoría con luz de vela, y sin apoyo de luces profesionales de cine, pero con el agregado de que cada vela tenia 3 mechas, por lo que la potencia de luz era mayor. En los ambientes exteriores tuvieron que luchar contra el sol, adecuando el horario de grabación a los momentos en que este se ocultaba y podían lograr un nublado natural.



A su vez, la música creada por Mark Korven se desarrolla de manera tensa y disonante, donde deja de lado cualquier tipo de armonía o melodía. Para esto, dejó de lado los instrumentos modernos y se decantó por antiguos, tales como el nyckelharpa o el waterphone, basándose en sonidos ambientales, que refuerzan de manera clara la historia.

Recomendada para amantes de los bosques y de las cabras.




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